Los expertos australianos del centro ‘Koala Life’ intentan crear un “súper koala” que no contraiga ciertas enfermedades mortales que amenazan la supervivencia de la especie. Para conseguir esto, el objetivo de los científicos es que los koalas tengan una mayor diversidad genética, mediante el apareamiento de machos de la zona continental con hembras que hayan sobrevivido a los incendios forestales de la isla del Canguro.
“Los súper koalas tendrán la mayor oportunidad de hacer frente al cambio climático, así como a otras enfermedades emergentes y a los retos a los que se enfrentan los koalas”, defiende el director general del ‘Koala Life’, Chris Daniels.
En este programa se encuentran 28 koalas jóvenes rescatados de los incendios forestales del “Verano Negro” de 2019-20, que quemaron el 50% de la Isla Canguro, a 112 kilómetros al suroeste de Adelaida. Los incendios acabaron con casi el 90% de la población de 50.000 koalas de la isla y destruyeron todos los hábitats de éstos, cuyo nombre significa “sin agua”, ya que el 90 por ciento de su hidratación proviene de las hojas de eucalipto que comen.
La característica más distintiva de los koalas de la Isla Canguro es que ninguno tiene clamidia, la enfermedad que está matando a sus parientes de la costa este de Australia, mientras que algunos han contraído el retrovirus, el sida de esta especie.
En este sentido, estos 28 ejemplares rescatados son conocidos como los “niños de oro”, ya que se piensa que son los que reúnen las mayores posibilidades de salvar la especie. Para lograr esta nueva especie de ‘súper koalas’, el objetivo es que se apareen en septiembre con las 20 hembras rescatadas de la isla del Canguro, para que haya un total de 10 crías al año.
“Éstos serán animales de un valor increíble, ya que tendrán una mayor variedad genética y serán menos propensos a enfermedades y afecciones genéticas”, explica uno de los investigadores.
El koala es un animal muy delicado y especialmente sensible a cualquier cambio en el entorno que pasa unas 20 horas al día descansando, utilizando las cuatro horas restantes para alimentarse de hojas de unas pocas docenas de especies de eucaliptos.
En el pasado tuvieron que someterse a una esterilización para frenar su explosión demográfica y, paradójicamente, ahora luchan por conseguir la poca comida disponible, sin saber si tendrán suficiente para alimentar a la siguiente generación.