La explosión ha dejado deshabilitada las comunicaciones entre autoridades y residentes. Y ahora llama la atención un fascinante drama geológico: el crecimiento de una nueva isla de ceniza en tiempo real.
El comienzo de este curioso acontecimiento se remonta a 2015, cuando el mismo volcán entró en erupción y formó una nueva isla. Los científicos de la empresa de imágenes por satélite Planet Labs, pensaron que se erosionaría en unos meses.
Siete años después, sin embargo, ocurre lo contrario. Esa misma isla fue creciendo y se hizo más grande con la reciente erupción del fin de semana. De hecho, el mes pasado una erupción más pequeña aumentó el tamaño de la isla en lo que los expertos creen que es casi un 50%.
Dan Slayback, científico investigador del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA en Maryland (Estados Unidos) afirma haber comparado las imágenes de PlanetScope de mediados de diciembre. Antes de que comenzara la erupción más reciente, la superficie de la isla parece haberse ampliado en casi un 45 por ciento debido a la caída de ceniza.
La nueva isla bautizada como Hunga-Tonga Hunga-Ha’apai, no es una isla sin vida. La fauna ya la ha conquistado. Llama la atención la presencia de gaviotas y otras aves marinas paseándose por la orilla volcánica.
Es alucinante pensar que una nueva isla está naciendo y creciendo en tiempo real. Pero la falta de Internet y de conexiones por satélite también significa que puede ser más difícil estudiarla y comprobar el bienestar de los residentes de las islas cercanas durante algún tiempo.
Durante las próximas semanas se sabrá más sobre la nueva isla. Sin embargo, la preocupación hoy por hoy es Tonga y su gente.