La sexta extinción masiva podría estar en marcha, según afirma un grupo de científicos. A diferencia de extinciones anteriores, la sexta está impulsada por la actividad humana, está envuelta en debate y aún no se conocen sus consecuencias al completo.
En los últimos 450 millones de años, la vida en la Tierra ha sido devastada por al menos cinco extinciones masivas. Estas catástrofes arrasaron a más del 75 por ciento de las especies que poblaban entonces la Tierra en muy poco tiempo.
Lo que estas extinciones tienen en común es que todas fueron provocadas por eventos naturales extremos. La más famosa es la que ocurrió hace unos 66 millones de años cuando, según una teoría, el impacto de un enorme meteorito en lo que hoy es la península de Yucatán (México) arrasó con los dinosaurios.
Millones de años después, en 2020, un artículo publicado en la revista científica Biological Reviews por el profesor de la Universidad de Hawai Robert Cowie sugiere que una sexta extinción masiva ya estaría en marcha.
Concretamente, Cowie y sus colegas señalan que la extinción se está dando ya en agua dulce. Hacen referencia a una multitud de estudios indicando la extinción de los moluscos, una familia de invertebrados que incluye caracoles, almejas y babosas.
Este enfoque contrarresta la desproporcionada atención que reciben los vertebrados, como las aves y los mamíferos, en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), entre otros esfuerzos de conservación.
Además de hacer saltar las alarmas sobre una posible extinción masiva, Cowie y sus colegas subrayan en su estudio la gravedad de las acciones humanas sobre las especies del mundo y su responsabilidad en esta sexta extinción.
Estudios anteriores han utilizado los datos de la UICN para refutar la noción de que estamos entrando en una sexta extinción masiva. Cowie y sus colegas, sin embargo, se oponen a esta afirmación recopilando las tasas de extinción de caracoles y babosas.
Extrapolando datos, el equipo llegó a la conclusión de que entre el 7,5 y el 13 por ciento de las especies de este tipo podría haberse extinguido desde el año 1500, una cifra que coincide con muchas otras estimaciones que sugieren pérdidas catastróficas de biodiversidad debido a la actividad humana.
En última instancia, el equipo reconoce que los esfuerzos de conservación pueden parecer inútiles ante este enorme problema. Y sugiere que se debería invertir más energía en los esfuerzos por reunir ejemplares de las especies que desaparecen antes de que se pierdan para siempre.